Un senador estadounidense enfatiza que si la diplomacia fracasa en los diálogos con Pyongyang, Washington no tiene otra opción que atacar Corea del Norte.
En declaraciones vertidas este domingo a la cadena estadounidense ABC News, el senador republicano Lindsey Graham por Carolina del Sur ha dicho que hay tres posibles resultados de las negociaciones que mantendrán el próximo martes el presidente de EE.UU., Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, en Singapur.
A juicio del congresista, la esperada cumbre entre Trump y Kim resultaría en la “paz, donde tenemos una solución ganar-ganar”, en la opción militar contra Corea del Norte para que detenga su programa nuclear, o en la rendición de Estados Unidos.
“Donald Trump no va a rendirse, por lo que solo hay dos opciones: paz o guerra (…) Y si la diplomacia fracasa, como último recurso, los demócratas y los republicanos deben poner la opción militar sobre la mesa”, explica Graham, miembro del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara Alta de EE.UU.
Ha expresado, asimismo, su apoyo a un llamado de varios senadores demócratas —hecho a través de una carta enviada la semana pasada a Trump— para que Washington no levante las sanciones contra Corea del Norte sin un desmantelamiento verificable prevido de su arsenal nuclear y de misiles.
Donald Trump (el presidente de EE.UU.) no va a rendirse, por lo que solo hay dos opciones: paz o guerra (…) Y si la diplomacia fracasa, como último recurso, los demócratas y los republicanos deben poner la opción militar (contra Corea del Norte) sobre la mesa”, enfatiza el senador republicano Lindsey Graham por Carolina del Sur.
Graham ha instado a los demócratas a ayudar al inquilino de la Casa Blanca en sus conversaciones con Pyongyang mediante el respaldo a una autorización para que EE.UU. use la fuerza militar contra Corea del Norte en caso necesario.
Pyongyang ha hecho en los últimos meses gestos de buena voluntad para normalizar sus lazos con Washington. Al respecto, el líder norcoreano ha reafirmado que desnuclearizará su país, siempre y cuando EE.UU. y sus aliados se comprometan a abandonar sus “políticas hostiles y amenazas de seguridad”.
De hecho, Corea del Norte ha aconsejado a los políticos estadounidenses a ser “más prudentes con su lenguaje” y “tener cuidado con las palabras” cuando abordan temas relacionados con Pyongyang, puesto que podrían socavar el establecimiento de las conversaciones bilaterales y el proceso de paz.