 
                    En el marco celebratorio por los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan (se cree que aproximadamente en el año 1325 se fundó la capital mexica), y tras una convocatoria anual ya tradicional en torno a propuestas que visualicen historias de la CDMX, se dieron a conocer los cortometrajes ganadores dentro de dos categorías separadas por edades: Categoría A (infancias y adolescencias de 6 a 17 años) y Categoría B (mayores de edad residentes de la CDMX).

La convocatoria, organizada por PROCINE, buscó celebrar la herencia, tradición, cultura e historia de la zona lacustre del Valle de México. Dentro de esta visión, se propusieron cuatro temas que los participantes pudieron abordar de forma ficticia o documental:
A. Acerca de los códices
 B. Cosmovisión y espiritualidad
 C. Vida lacustre del Valle de Anáhuac. Sistemas chinamperos, tanto para la cosecha como para la construcción urbana
 D. El nopal como vida y alimento
La ceremonia, que se llevó a cabo en el patio central del Museo de la Ciudad de México (ubicado a unas cuadras del Zócalo), transcurrió entre repentinos cambios de horario y una organización algo caótica que dejó fuera a una cantidad considerable de asistentes, lo cual provocó un acto de protesta por parte de una mujer que representó a los afectados. Además, el sonido fue poco adecuado, dificultando la claridad de los diálogos en los proyectos. Probablemente debido a la hora, la ceremonia se apresuró demasiado, lo cual impidió, por ejemplo, conocer las cifras de participación, que hubiesen sido muy interesantes.

“Haiga sido como haiga sido”, diría el expresidente Calderón, la ceremonia continuó sin mayores inconvenientes y conocimos a los ganadores en las distintas categorías:
Categoría A
Jesús Balam Ortega Fuerte
Julio César Muñoz León
Mención Honorífica:
Sabina Cadena Puente
Categoría B
Jonathan Emiliano Juárez Manjarrez
Erika Pérez Fernández
Alberto Anzorena Calderón
Menciones Honoríficas:
Camila Jaén González Warnholtz
Erick Benjamín España Delgado

Posteriormente, se llevó a cabo la proyección de los trabajos ganadores, entre el júbilo de los asistentes y los gritos de euforia y emoción de los premiados. Y pese a que el concurso convoca al público general —entendiéndose que pocos serán cineastas expertos o profesionales del audiovisual—, las propuestas mostraron una calidad cinematográfica enorme y una capacidad creativa sobresaliente, especialmente en la Categoría A (menores de edad), donde destacó un ganador que recreó un precioso relato de la serpiente emplumada en stop motion con plastilina; una ingeniosa narración mexica, con personajes dibujados a mímesis de los códices y puestos en cámara como títeres sobre un verdoso pasto; hasta una poderosa reflexión en torno a Xochimilco y el simbólico gesto de las garzas.
De esta manera, el concurso demuestra cómo nuestro ingenio cinematográfico parece estar instintivamente en nuestras venas, una herencia cultivada a lo largo de una vasta tradición de grandes nombres que han enaltecido nuestro cine y que siempre se ha codeado con las grandes potencias cinematográficas. Y a ver, suena un poco exagerada esta afirmación —lo sé—, pero resulta interesante cómo un simple concurso en torno a una celebración cultural e histórica puede producir una chispa de genialidad y talento en los participantes, quienes demuestran, a su vez, un buen y afinado ojo para la narración de historias de forma creativa, estética y profundamente lúdica, porque había mucho corazón y mucha alegría.
¡Muchas felicidades a l@s ganador@s!

Redacción: Felipe Solares.