 
                    A pesar de ti (Regretting You, Josh Boone, 2025. Alemania, Estados Unidos. Largometraje de ficción)
Basado en la novela homónima escrita por Colleen Hoover y dirigido por Josh Boone [Bajo la misma estrella (2014), Los nuevos mutantes (2020)], el relato gira en torno a Morgan (Allison Williams) y su hija adolescente Clara (Mckenna Grace), a quien dio a luz a los 17 años y con cuyo padre, Chris (Scott Eastwood), se casó felizmente. Sin embargo, tras un fatídico accidente y el fallecimiento de este, sus vidas se verán completamente reestructuradas a niveles emocionalmente convulsos y trágicos, donde la aceptación romántica funge como vía de escape frente a la maternidad en duelo y el cataclismo familiar.
El melodrama maternal en duelo se expresa como un filme emotivo y dramático, donde la puesta en escena resulta profundamente directa, al grano, compuesta por primeros planos y contraplanos que, más que buscar una fuerza expresiva dentro del encuadre, parecen estar únicamente al servicio de la interpretación del elenco y del propio relato. Se aprecian pequeñísimos destellos y detalles, casi como una herencia sucedánea del “toque Lubitsch”: la habitación cinéfila con pósters del mejor Hollywood clásico (destacando claramente el póster de Sunset Boulevard [Wilder, 1950]), un balonazo como presagio trágico, o la hoguera como culminación pasional, tanto en lo romántico como en lo personal.

La puesta en cámara recurre a una tendencia reciente en el cine contemporáneo: la representación visual de los chats de texto a través de smartphones. Se deja un enorme espacio dentro del encuadre donde se ubican globos de texto según el mensaje, pese a que una voz en off también los narre. Este recurso, también presente en Drop: amenaza anónima (Landon, 2025), es una tendencia meramente funcional que, por el momento, parece aportar poco o nada en términos estéticos o simbólicos. No obstante, representa un interesante ejercicio frente a una forma de comunicación prácticamente muda, aunque muy visual, pero profundamente individual y personal, lo que implica cierta dificultad de representación en pantalla.
El cataclismo familiar recae fuertemente en las interpretaciones de los jóvenes actores, quienes incluso logran destacar por encima de sus colegas adultos más experimentados. El emergente Mason Thames refleja tanto la madurez y comprensión necesarias para su personaje como una profunda química con la actriz Mckenna Grace. El romance, como fuga ante ese cataclismo, se construye de forma particularmente veloz en comparación con la novela, que lo desarrolla de manera más paulatina y cadenciosa. Esto puede entenderse como una necesidad argumental ante los 117 minutos de duración y frente a una audiencia más acostumbrada a una puesta en escena vertiginosa, lo cual no es necesariamente negativo, aunque sí interesante de analizar.

Si bien estamos ante un melodrama emotivo y emocional, se trata de un filme profundamente divisorio, más enfocado a un nicho específico: fanáticos de comedias románticas rosas, sencillas y directas, que no apelan al virtuosismo plástico, sino más bien a un delirio de suspiros y sensaciones nostálgicas o añorantes de esos romances adolescentes del primer amor, del primer encuentro sexual, del primer beso o de la primera decepción amorosa que, aunque profundamente dolorosa, forma parte de esa extraña dualidad que resulta ser el amor.

Redacción: Felipe Solares.