Lachatao (Natalia Brushtein, 2024. México. Largometraje documental)
En la Sala 7 (Alejandro Galindo) de la Cineteca Nacional Xoco, y previo a su corrida comercial, se presentó a la prensa el segundo largometraje de la documentalista Natalia Brushtein (Tiempo suspendido, 2015), un retrato de la pequeña comunidad de Lachatao, en Oaxaca. Una comunidad de tan solo 200 habitantes que resiste ante la amenaza de desaparición causada por la migración y el abandono de parte de sus jóvenes en busca de una vida “mejor”. La supervivencia comunitaria se defiende y busca preservarse a través del amor por las raíces campesinas y la educación de las infancias.

La querencia comunitaria se desenvuelve bajo una mirada profundamente estética y simbólica, compuesta por cadenciosas secuencias que reflejan de forma natural el ritmo y estilo de vida más apacible y tranquilo, en contraste con el vertiginoso caos de la vida citadina. La fotografía recurre a pacientes planos fijos de los verdosos valles cubiertos por mantos nubosos, y a interiores de casas abandonadas y herrumbrosas, como paralelos visuales del abandono narrado en voz en off: la migración de los pobladores y su esperado, pero nunca concretado retorno. A la par, se intercalan los tiernos rostros infantiles, llenos de frescura, candidez y una mirada atenta y juguetona ante las enseñanzas de los mayores: ya sea en la selección del frijol listo para la pisca, en la preservación del zapoteco, en la observación del batido del pan por parte de una bebé, o en la correcta separación de la hoja del maíz para su aprovechamiento.
“Está bien chulo este maíz.”
“Esta mazorca solita se está cuidando, y aunque esté lloviendo no le entra el agua, porque se va cubriendo.”
La educación de las infancias se presenta como una clara meta para el mejoramiento de la comunidad, funcionando también como un valioso recurso de preservación y arraigo:
“Para su arraigo, sus raíces, para agarrarle más amor al pueblo.”
Una educación que, pese a su carácter pedagógico, no les niega a los pequeños esos momentos íntimos y lúdicos del juego, sobre los cuales se fortalece el propio vínculo con su tierra. Este gesto se refuerza con un diseño sonoro místico y etéreo —un leitmotiv de percusiones sutiles e instrumentos de viento— montado junto a las miradas infantiles.
El retrato comunitario también evidencia otra problemática dolorosa: la tala clandestina, y cómo la propia comunidad enfrenta esta aborrecible actividad, ya sea mediante la vigilancia constante, la regulación consensuada sobre qué árboles talar o no, o a través del conocimiento transmitido de generación en generación:
“Desde chiquillo, desde entonces ya nos inculcaban proteger el bosque.”
Es entonces que aparece un habitante portando un rifle, como un gesto protector —y radical— ante una amenaza de igual magnitud.

Así, la querencia comunitaria parece hallar una forma de supervivencia necesaria tanto para el país como para la subsistencia de Lachatao. Ya sea a través de las reflexiones profundas de los niños respecto a sus aspiraciones profesionales, como gesto natural de superación con la mirada puesta en su comunidad —como la pequeña que sueña con ser abogada para mejorar su pueblo— o del joven que, con plena conciencia y madurez recién adquirida (recién cumplidos los 18 años), decide quedarse para apoyar a su comunidad y a las futuras generaciones. Todo ello, incluso en el seno de una asamblea comunitaria donde se discute el valor de las cosechas:
“Seguir fomentando la siembra del maíz.”
“Reflexionar sobre la calidad de vida.”
Al finalizar la proyección, se dio espacio a un conversatorio con la directora Natalia y su productora, Abril López. En representación de este medio, pregunté si la comunidad ya había visto el material terminado y cuál había sido su reacción ante la visión de Natalia sobre su comunidad:
“Sí, ellos ya tuvieron la oportunidad de ver la película. De hecho, cuando la estrenamos en Guadalajara (FICG 2024), fueron algunas de las personas de la comunidad, sobre todo las niñas Eva y Lesli. Y bueno, mis vecinos, que son los primeros que me llevaron a la comunidad. En Semana Santa tuvimos la oportunidad de presentarles la película allá en Lachatao. Pues están contentos, les gusta. Con una de las cosas que me quedo, que me parece justo, dijeron: ‘Gracias por no hacer una folklorización de nuestra comunidad’, entonces se sienten representados, creo yo, por lo que me dijeron. Así que, pues sí (finalizando con una sonrisa y pequeña risa sincera).”



Se estrena éste próximo 9 de octubre en salas nacionales.
Redacción: Felipe Solares.